miércoles, 30 de octubre de 2013

Leyenda de La Bermeja

La bermeja, que así se nombraba a esta exquisita mujer de cuerpo escultural, de facciones atractivas, verdes esmeralda sus ojos y ondulante cabellera. Se cuenta que su servidumbre debía tenderle barras de oro al trasladarse de un lugar a otro, principalmente cuando asistía a ejercicios religiosos. La exquisitez de sus pies dejaban impregnadas sus huellas, que en la actualidad contemplamos al transitar por el cerro de bermeja.
Un día de alegre primavera, se presenta un pordiosero solicitando caridad al mayordomo, éste se la niega arrojándolo a empujones, vuelve a insistir suplicando, ya que tenía días que no tomaba alimento. A la discusión de éstos aparece ella con un enorme perro azuzándolo para que se abalanzase sobre el mendigo. En medio de aquella espantosa lucha, con los ojos arrasados en lágrimas el pordiosero pide auxilio y en vez de ayudarle, prorrumpe en burlescas carcajadas, corriendo hacia uno de los rincones de la terraza para contemplar mejor la escena.
El limosnero, antes de ser devorado enorme perro pronuncia estas palabras: "tu orgullo y vanidad serán castigadas", y exhaló el último aliento. La Bermeja reacciona y estupefacta contempla el cuerpo inerte de su víctima, surge de pronto un temblor, la tierra se abre y comienza a hundirse aquel Palacio de cristal, oro y plata; orgullo de la mujer.
Ésta comienza a correr de un lado a otro, con las manos levantadas al cielo, en actitud de pedir clemencia a Dios, pero la sentencia se ha cumplido, el Palacio se ha hundido y a la Bermeja la encontramos convertida en piedra. En uno de los rincones de lo que antes fuera orgullo de la vanidosa mujer.
Calle del Consuelo (barrio de Bermeja)

No hay comentarios:

Publicar un comentario